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La certificación de los productos, una herramienta de mercado

21 de Febrero de 2017
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La certificación de productos es una herramienta de mercado que ayuda a las empresas a venderlos. En algunos casos, será obligatoria. La compañía deberá asegurar que sus productos están fabricados conforme a una serie de normas globales o locales de obligado cumplimiento.

En otros casos, la certificación será voluntaria, pero servirá al fabricante para acceder a cierto tipo de iniciativas, para entrar en la corta lista de proveedores de algunas grandes empresas, o simplemente para marcar los valores diferenciales de sus productos frente a la competencia.

La certificación en el marco de un Centro Tecnológico

La mayoría de los grandes centros tecnológicos internacionales cuentan con una unidad de certificación de productos. Normalmente estos institutos cubren unas necesidades específicas ligadas a productos para los cuales no existe una oferta suficiente en el ámbito privado, productos que requieren de infraestructuras de ensayo singulares, o simplemente productos que presentan novedades con respecto al estado del arte, que deben ser evaluadas por personal altamente especializado.

Poco tiene que ver este modelo de certificación con el trabajo de las grandes certificadoras internacionales, que trabajan esquemas de certificación más globales, productos más maduros, y donde las ventajas competitivas están más ligadas al dominio del modelo de negocio y a la capilaridad de una red de ventas que les permite llegar a todos los mercados. Este planteamiento es evidentemente una simplificación, las grandes certificadoras son sobre todo multinacionales con una enorme capacidad de inversión, que estarán allí donde haya negocio.

Aportando valor a los clientes

Cuando hablamos de certificación, pensamos de forma intuitiva en los esquemas más extendidos (ISO 9001, ISO 14001, etc.). Se han generalizado tanto que se considera algo necesario pero que ni aporta valor, ni sirve para diferenciarse.

En el polo opuesto, existen esquemas de certificación como el americano Cradle to Cradle o los conocidos esquemas de certificación de edificios LEED o BREEAM, que aportan valores tan diferenciadores, que se han creado institutos únicamente destinados a su promoción internacional, y que generan cientos de puestos de trabajo en servicios de formación, asesoramiento y certificación. Son esquemas costosos, al alcance de pocas empresas, pero donde podemos reconocer a los líderes mundiales y a las empresas de referencia en los diferentes sectores industriales.

En nuestro caso, el desarrollo de un esquema de certificación es una forma de empaquetar el conocimiento que ha generado TECNALIA, a través de su experiencia de más de 60 años evaluando productos y soluciones técnicas. Este conocimiento nos permite profundizar más en los productos, establecer directrices de buenas prácticas, desarrollar protocolos de evaluación, y plantear soluciones a medida. En definitiva, aportar mayor valor a nuestros clientes. 

Certificación y normas

Existe una creencia generalizada de que la certificación consiste únicamente en la aplicación de las normas que afectan a un determinado producto. ¡No es del todo cierto! Un producto certificado debe cumplir la normativa que le es de aplicación, sobre todo cuando se trata de normas de seguridad de producto. Existen muchos otros atributos del producto que aportan mejoras técnicas y diferenciación con respecto a la competencia, y que no están recogidos en las normas.

Por una parte, los desarrollos tecnológicos avanzan a tal velocidad que los actuales procesos de normalización donde hay consensuar tantos intereses, se hacen demasiado largos y poco operativos. El resultado es que nos encontramos con productos fuera de normas, o mejor dicho, productos mucho más avanzados que las propias normas.

Venderlos no resulta sencillo. Los prescriptores necesitan apoyarse en especificaciones para definir sus productos, y las fuerzas de ventas necesitan mensajes claros, sencillos y uniformes que reflejen las diferencias de su producto con la competencia.

Desde los centros tecnológicos se ha colaborado en muchos procesos de normalización donde se ha volcado generosamente nuestro conocimiento y experiencia, para beneficio de todas las partes interesadas. Ese mismo conocimiento y experiencia puede servir para desarrollar nuevos esquemas de certificación que se apliquen a estos productos innovadores y aportar valor a nuestros clientes, allí donde otros no pueden hacerlo.

Tendencia de mercado 

La certificación de productos es un mercado que debe crecer en los próximos años, ya que se constatan una serie de tendencias de producto y de mercado claramente identificables que deben impulsar este crecimiento.

  • La externalización de las actividades de evaluación por parte de la Administración

Una de las consecuencias de la escasez de recursos de la administración, ha sido la externalización y la apertura a las certificadoras de actividades de evaluación que anteriormente llevaban a cabo organismos propios de la administración. Muchas de estas actividades eran esquemas complejos donde existen pocas entidades con capacidad técnica suficiente para asumirlos con garantías.

  • La internacionalización de las empresas

No es una situación nueva, sin embargo, la crisis ha intensificado esta tendencia, y las empresas se han volcado en los nuevos mercados emergentes. Esto ha originado una doble problemática: el proteccionismo de algunos mercados que obliga a certificaciones en destino, y la dificultad técnica de tener que cumplir diferentes normativas para un mismo producto.

Se abre la puerta a la colaboración entre certificadoras para la validación de ensayos y el reconocimiento siempre complicado de evaluaciones realizadas en origen. También se abre la posibilidad de desarrollar protocolos de ensayo personalizados que cubran las necesidades individuales de las empresas y faciliten el trabajo a los departamentos técnicos.

  • La personalización de los productos

La personalización de soluciones es una tendencia horizontal que afecta ya a todos los productos y sectores industriales. Los productos presentan tantas opciones de componentes, acabados y funcionalidades, que no es posible aplicar los modelos de ensayo y evaluación tradicionales. Es necesario realizar un análisis profundo del producto, definir planes de ensayo a medida, determinar muestras representativas y casos más desfavorables, y finalmente emitir certificados para el conjunto de la gama.

Es muy habitual así mismo el fenómeno contrario, donde el fabricante se especializa en unas pocas referencias, que se ponen en el mercado bajo diferentes marcas comerciales y marcas de cliente. En este caso, a partir de un proceso de evaluación técnica de los productos, podemos emitir los certificados que la estrategia comercial de la empresa precise.

La certificación en TECNALIA

En TECNALIA, la certificación de productos se desarrolla a través de la empresa TECNALIA Certificación, S.L., creada en el año 2011. Aborda proyectos en sectores tan diversos como la construcción, agroalimentación, textil, energía, salud, etc.

Abordamos el futuro con ilusión, sabiendo que la certificación de productos está llamada a tener un papel fundamental en la oferta de servicios.

Carlos Nazabal Alsua

SOBRE EL AUTOR

Carlos Nazabal Alsua

Director Gerente de TECNALIA R&I Certificación, S.L. Cuenta con una trayectoria de más de 20 años como experto en consultoría en calidad y certificación, asesorando a empresas industriales y de servicios. Durante estos años ha participado en procesos de acreditación de laboratorios de ensayo, laboratorios de calibración, entidades de inspección y entidades de certificación. Es responsable técnico de varios esquemas de certificación de producto acreditados por ENAC y actúa como auditor cualificado en otros.

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Autor:Carlos Nazabal Alsua
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