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La alimentación del futuro no solo debe ser saludable sino también sostenible

11 de Octubre de 2017
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La alimentación saludable es la gran tendencia de consumo actual. Aunque se trata más bien de una evolución creciente, ya que el concepto de saludable ha ido evolucionando y aumentando en importancia a medida que los consumidores han mejorado la cantidad y calidad de su información.

Así, hemos llegado a la “generación milennial” con un concepto de alimentación saludable en la que destacan los alimentos frescos y poco elaborados, frente a los alimentos preparados que predominan en la alimentación de la “generación del baby boom”.

La industria alimentaria está también afectada por el concepto de responsabilidad social empresarial: los consumidores prestamos atención a cómo las compañías conducen sus negocios e impactan en el medioambiente y la sociedad. El consumidor percibe la mala gestión de los recursos naturales y las desigualdades a nivel social en el mundo entero. La alimentación del futuro no solo debe ser saludable, sino también una alimentación sostenible.

Para el año 2030 se proyecta un crecimiento de la población hasta alrededor de 8.500 millones (en torno a 1.000 millones más de personas que hoy en día). Supone un aumento creciente de alimentos y una mayor competición por los recursos naturales. Es paradójico que 815 millones de personas pasan hambre (1 de cada 9), a pesar de que hoy en día se producen suficientes alimentos para alimentar a todo el planeta.

Si tenemos en cuenta el sobrepeso y la obesidad, la malnutrición afecta a un tercio de la población, siendo además un fenómeno creciente en todos los países. Además, unido a estos desequilibrios en la distribución de alimentos, se da el hecho de que un porcentaje importante de los alimentos producidos se pierde o se desperdicia, bien en la cadena de distribución o bien en nuestros hogares.

Estas preocupaciones llevaron a los 193 Estados Miembros de la ONU a comprometerse para acabar con el hambre en los próximos 15 años y crear un mundo mejor para toda la población. Estos compromisos se plasmaron en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, el 25 de septiembre de 2015, como parte de una nueva Agenda de Desarrollo Sostenible: se marcaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030, que suceden a los Objetivos de Desarrollo del Milenio desde el primero de enero de 2016, y que dan forma a los planes de desarrollo nacional.

Desde erradicar la pobreza y el hambre hasta combatir el cambio climático y conservar nuestros recursos naturales, la alimentación y la agricultura están en el centro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: son la conexión fundamental entre las personas y el planeta.

El segundo de los ODS fijados corresponde a Hambre Cero. Aspira a garantizar que las personas tengan acceso a alimentos nutritivos y en cantidad suficiente manteniendo los recursos naturales, salvaguardando la biodiversidad y transformando los sistemas de producción de alimentos, al mismo tiempo que se aumenta la productividad y se reduce la pobreza del sector primario.

El 16 de octubre de 1945 nació la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Desde 1979 se celebra en esa fecha el Día Mundial de la Alimentación: se organizan eventos en más de 150 países con la finalidad de concienciar a las personas sobre el problema de la alimentación mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, asegurando la sostenibilidad alimentaria que nos permita a todos llevar una vida activa y saludable.

En este año 2017, el lema del Día Mundial de la Alimentación es “Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural”. La migración no es solo un fenómeno internacional asociado a luchas y a guerras, o a desastres naturales, sino que existe en los países un fenómeno de migración interna que supera a la internacional. Los desplazamientos de personas son constantes a lo largo de la historia y una migración segura y regular contribuye al desarrollo sostenible, a la difusión del conocimiento y al crecimiento económico. Sin embargo, hoy en día se ha convertido en un gran desafío ya que los movimientos son más masivos. Debido a la situación de pobreza de las zonas rurales (4 de cada 5 personas pobres provienen del entorno rural) se produce una pérdida de trabajadores en producción de alimentos y una difícil distribución de los recursos naturales: para el año 2050 se estima que dos tercios de la población vivirán en zonas urbanas.

La migración del entorno rural a las ciudades tiene mucho que ver el cambio climático: conlleva un impacto negativo en los recursos naturales, tanto el suministro de agua de calidad como el propio suelo. De hecho, el lema de este día en el año 2016 fue “El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también”. La sostenibilidad del sistema alimentario está agravada por la combinación entre el aumento de población y el descenso en la producción de alimentos.

El sistema alimentario no comprende solo la producción de los alimentos, también la industria alimentaria, la cadena de distribución y los consumidores. Un sistema alimentario sostenible será suficiente para alimentar una población creciente, siempre y cuando cada una de las piezas que lo componemos funcionemos eficientemente y contribuyamos a nuestra propia sostenibilidad y la del sistema. Todos y cada uno de nosotros debemos ser conscientes de la dificultad que presentan los desafíos a los que se enfrenta nuestro planeta en el siglo XXI y convencernos de la necesidad de contribuir para lograr alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. ¡Debemos hacerlo unidos!

Como consumidores podemos poner nuestro granito de arena practicando el consumo responsable: productos de temporada, de km. 0, optimizando la compra para disminuir el desperdicio en el hogar, acompañar nuestra alimentación de una vida activa, exigiendo responsabilidad social empresarial en nuestra elección de compra, etc.

En nuestra responsabilidad como investigadores, creamos grupos multidisciplinares que aúnan diferentes conocimientos para optimizar soluciones a los retos de la industria: la sostenibilidad recursos naturales, el cambio climático, sistemas alimentarios más eficaces, inclusivos y resilientes, logística, alimentos sostenibles y saludables adaptados a las tendencias de consumo… Ponemos nuestro conocimiento y nuestro trabajo al servicio de la industria y la sociedad con el objetivo de contribuir al fin del hambre y todas las formas de malnutrición.

Izaskun Marañón García

SOBRE EL AUTOR

Izaskun Marañón García

Licenciada en Ciencias Químicas, Diploma de Estudios Avanzados en Ciencia y Tecnología de los Polímeros (Universidad del País Vasco) y Máster en Sistemas de Gestión Medioambiental (Universidad de Cádiz).

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Autor:Izaskun Marañón García
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