Para conseguir esta flexibilidad en la automatización, nos apoyamos en robots, maquinas, vehículos o cualquier sistema automatizado. Le dotamos de sensores para que pueda percibir su entorno, de capacidad de cómputo, razonamiento y control para que pueda entender y tomar decisiones sobre las acciones a realizar. Todo ello, redunda en la adquisición de capacidad de ejecución para actuar sobre el mundo.
El mayor salto tecnológico ahora es en la capacidad de estos sistemas automatizados flexibles de adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno y de los procesos. La Inteligencia Artificial está en el core de estas nuevas capacidades, tanto para percibir y modelizar el mundo, como para aprender nuevas acciones por imitación o por ensayos. También, para decidir cuál es la mejor acción a ejecutar dado el contexto actual.
El objetivo es que el robot, el vehículo o el sistema mecatrónico «se busque la vida», que se pueda adaptar a cambios sin que sea necesario que un operario le vuelva a programar cada etapa y cada detalle.